Simpatía por el Diablo - Vol. I
por Israel Crens
"Please allow me to introduce myself
I'm a man of wealth and taste
I've been around for a long, long year
Stole many a man's soul and faith
Pleased to meet you, hope you guess my name..."
El vasto universo del rock es inconmensurable. El caso que nos atañe es que el punto de vista social (exagerado hasta el ridículo), de etiquetar las artes. Sea la musa que rige tal o cual, hemos visto expuesta la mediocridad y la desconfianza hacia las verdaderas obras de arte que han encaminado al mundo a un criterio más abierto.
En algunos casos resulta hilarante tanto como edificante leer y tratar de comprender lo que una mente cerrada puede crear a su escaso entendimiento, con tal de dar paso a unas aberraciones que hasta nuestros días –y pese a todo-, siguen en boga.
Tal es el caso de la satanización desmesurada y sin fundamentos en la música. Podemos citar ejemplos desde los albores de la misma, pero eso nos llevaría a un extenso estudio de la infamia y no es el caso.
Partamos entonces desde el punto de vista contemporáneo de unas cuantas generaciones hace unas diez décadas hasta nuestros apocalípticos días de cambios tan significativos como colosales.
Dentro del rock, muchas de sus bases y ramificaciones, ha sido objeto de múltiples ataques clasistas, elitistas, racistas y el más ringorrango: el punto de vista religioso.
Observemos pues en un breve lapso de tiempo transcurrido, el asunto que nos atañe hoy aquí con algunos ejemplos catalogados en la historia de la humanidad como únicos y representativos en las artes. (Y es menester dejar claro que no estamos dando por sentada una connotación divina).
Que si ese fuese el caso, caeríamos en la misma etiqueta absurda del satanismo. Sea pues el lector, libre de interpretación.
Elvis Presley / Heartbreak Hotel (1956)
Hablar de Elvis es hacer mención de una base. Tanto incólume como legendaria. Y aunque su fama, influencia y talento lo precede a todo, él no escapó de la etiqueta infernal en cuanto a su música se refiere.
El cambio y el choque generacional es algo que debe suceder siempre. Sin ello jamás habría un cambio de ideas, expresiones y un arte nuevo y diferente. Elvis fue sin duda quien dio ese cambio tan brutal como necesario.
Se puede decir que en imagen es la fuente madre de la revolución musical. Y musicalmente, quisieron hacer creer que era la aberración por adoptar los ritmos negros, hacerlos propios y cantar además como un hombre de color.
Y cómo no hacerlo si las raíces principales del rithm & blues partían de genios como Chuck Berry, Chubby Checker, Fats Domino o Little Richard.
Heartbreak Hotel es una canción puramente blues de 1956 en forma de verso sencillo, basado en el blues de ocho líneas de progreso.
La letra, es la que le dio una fama de hacer alusión al suicidio, al abandono y condenarse en vida (incluso después de la muerte), a un infierno de sufrimiento.
Cuando simplemente se refiere a un amor imposible que le ha roto el corazón y que ahora vaga en una agonía emocional hasta poder recuperarse de la decepción que le atormenta.
Las insinuaciones a que el hotel en cuestión es la antesala del infierno, se representan de la siguiente forma: el deseo de morir (suicidio), el botones (el valle de lágrimas) y el recepcionista vestido de negro (la muerte). Completando así el cuadro de los anfitriones que dan la bienvenida a este recinto de lágrimas y desesperación.
Fue en su momento el ejemplo perfecto de que la música rock era un alarde y una incitación a mitigar el dolor emocional tras un acuerdo blasfemo y penar para siempre en el averno.
The Beatles / Helter Skelter (1968)
Su lugar divino en el infierno lo obtuvieron The Beatles con el tema “Helter Skelter” incluido en su obra maestra conocida como el LP doble White Albúm (1968).
Lejos de su supuesta incitación a ser una adoración para conseguir un apretón de manos de Lucifer, fue en un principio concebida como respuesta a la locura del arte expresionismo y estridente de The Who.
“Helter skelter” es específicamente en Inglaterra un tobogán en espiral que suele encontrarse habitualmente en parques. La estridencia de la canción y el paralelismo de una bajada súbita, fue la primera alarma para calificar a la canción de tintes satánicos.
Aunado a todo eso, vino el caso del asesino serial Charles Manson y su secta La Familia. Mismos que asesinaron a la esposa embarazada del director de cine Román Polansky (Sharon Tate) en la trágica matanza de Cielo Drive (Los Ángeles, Cal. 1969).
Manson en su confesión primaria culpó a The Beatles como los autores intelectuales de los asesinatos, pues afirmaba que tras escuchar el álbum blanco, los consideraba como los cuatro ángeles del Apocalipsis por venir y que profetizaban la palabra del fin del mundo mediante mensajes subliminales, dando una interpretación demoníaca a los versos bíblicos del apóstol San Juan.
El caso de este tema en particular tiene tantas ramificaciones y coincidencias que ha sido objeto de culto e intensos estudios en el mundo de la música rock.
Al coincidir muchos datos específicos desde el álbum Sgt. Peppers Lonely Hearts Club Band / The Beatles (1967), el grupo de The Beach Boys, el albúm Abbey Road / The Beatles 1969), el filme The Rosemary’s Baby (1968), las supuestas profecías del White Albúm, algunas fotografías y el edificio Dakota en la ciudad de Nueva York.
Hechos y sucesos que supuestamente llevaron finalmente al brutal asesinato de John Lennon en 1980 a las puertas del mismo inmueble donde vivió sus últimos años. Pero esa es una historia que debemos contar en un futuro.
The Rolling Stones / Paint It Black (1966) / Simpathy for the Devil (1968)
Este breve compendio de las llamas del infierno no tendría razón de ser sin sus Satánicas Majestades: The Rolling Stones.
A hoy día, estos humanos de poderes incomprensibles y adjudicados a una fuerza sobrenatural han influenciado y dictado un ejemplo.
Son una base tan firme y poderosa en la historia de la música que en verdad han logrado hacer creer a más de uno, que los pactos de fuerzas ultraterrenas existen y tienen un fin específico en nuestro plano terrenal.
Con este epíteto hacia la banda, no es de sorprender que se les considere en el supuesto rango diabólico. La canción “Paint it Black” evoca en su lírica la desolación, la depresión. Jugando con maestría las metáforas hacia los colores.
El tema puede verse objetivamente si se sitúa a una persona atormentada asistiendo a un funeral y su tendencia tan sublime la hace parecer un monólogo en la antesala del averno.
Es de conocimiento general que Mick Jagger tuvo la inspiración en el libro Ulises de James Joyce.
El sitar ejecutado magistralmente por Brian Jones (altamente influenciado por George Harrison y el álbum Rubber Soul de The Beatles 1965); supo darle el preciso tono místico inicialmente, unido al pesado bajo de Bill Wyman, el incesante beat de Charlie Watts y la característica guitarra de Keith Richards.
El caso más rotundo y específico, en el cual se hace una alegoría directa a Lucifer llegó con “Simpathy for the Devil”. Canción en la cual se narra el periplo que ha tenido a lo largo de la historia el Diablo mismo, permitiéndose ventajas, aciertos y apuestas con Dios.
Tema del cual los humanos somos los principales objetos de la diversión malsana de poderes más allá de nuestra comprensión, pero que de una u otra forma, siempre nos ofrecen una salida a nuestras tribulaciones.
En los cuales (extrañamente), la desdicha y perdición son el único camino a seguir, aunque se disfrace de bellas palabras.
El tema al incluir bongos y maracas, le da un característico sonido tribal. La letra al parecer tuvo su inspiración en varias obras literarias: El maestro y Margarita de Mijaíl Bulgákov, Baudelaire y de The Devil and Daniel Webster de Stephen Vincent Benét.
La polémica del tema sobrevino tras el trabajo anterior de los Stones, Their Satanics Majesties Request (1967) y sus anteriores canciones de contenido sexual abiertamente explícito.
The Doors / People Are Strange (1967)
The Doors siempre fue considerado un grupo denso y de rock psicodélico. La fuerza vocal y mera presencia de Jim Morrison bastaban para hacer de esta banda un emblema a finales de los años 60 y principio de la década de 1970.
Y aunque los han categorizado algunas veces en el orden siniestro del satanismo, están lejos de caer en ese rubro. Más bien su música e influencia iban dirigidas a un inherente movimiento de rebelión contracultura hippie.
A una cultura de drogas y marginados sociales que vivían ácidos días en comunidades que contrastaban fuertemente con el clamor social establecido de aquel entonces.
La fascinación de la banda hacia la música con raíces en los cabarets europeos, les otorgó cierta característica de un rock alternativo con tendencia a la decadencia y la teatralidad.
“People Are Strange” de su álbum Strange Days (1967) es una obra que versa abiertamente sobre la alienación de un ser desconocido. Y asumiendo la carga cultural que la banda tenía a cuestas, es fácil deducir que la letra era una referencia al LSD (ácido lisérgico).
Robbie Krieger en ocasiones tenía la dura tarea de complementar las composiciones junto a Morrison. John Densmore y Ray Manzarek atribuían que la mayoría de las creaciones de Jim eran el resultado de la manifestación incontenible de la personalidad y vulnerabilidad de Morrison.
Morrison y The Doors eran la representación del llamado a trasgredir el establishment. Una franca y abierta invitación a pactar con el caos y el libre pensamiento del espíritu. Haciendo uso de herramientas básicas como los alucinógenos y el alcohol.
Ampliar la perspectiva mental, la realidad más allá de nuestro espectro visual y auditivo, era un trabajo sencillamente brillante. Pero no digerible para cualquier mente encasillada a banalidades específicas.
The Doors complementaban esa parte troglodita que se ha ido perdiendo con los años y que es parte fundamental de la libre expresión de un artista verdaderamente repleto de talento.
Esa brillante mente y avasalladora personalidad terminó sus días a los 27 años, y reposa en el sueño eterno junto a los mártires de la Comuna en el cementerio Père-Lachaise de París. Con compañeros destacados como Oscar Wilde, Honoré de Balzac, Frédéric Chopin, Molière, Édith Piaf, Marcel Proust.
Encontramos entonces que las cualidades de cada individuo son desarrolladas acorde a su forma de apreciar las cosas y el círculo social en el que se desenvuelve.
Y no precisamente un pacto firmado con sangre en presencia de Mefistófeles.
Johnny Cash / Delia's Gone (1962)
El hombre de negro no es precisamente un preludio de oscuridad, de muerte o con un velo diabólico tras de si.
Un hombre que tenía una hamaca a la mano pero que prefería una silla. Un hombre envuelto en llamas pero que dentro del desorden de su infructuosa vida, supo llevar la distancia, la literatura y un orden confuso de conceptos, un derrame cronológico de vitalidad infecciosa única.
Cash era el ejemplo perfecto de la primera impresión de un tipo decente, con clase, que supo llevar bien su etapa de anfetaminas, su etapa en prisión y los aparatosos accidentes de auto que tuvo.
Resulta que sus canciones pueden ser la antítesis de sus intensos estudios religiosos por correspondencia. Y es ahí precisamente donde la radica la magia de este ser siempre en equilibrio entre la fina frontera de una ambigüedad muy sobria.
Él es un relámpago incandescente por la impresión de su satánico carisma cuando canta: “Si no le hubiera disparado a Delia / ella sería mi esposa / la primera vez que le disparé, le disparé en el costado / tuve que verla sufrir / pero con el segundo tiro se murió”.
Hombre y músico digno, capaz de encaminar sus pasos al desierto y hacer discos conceptuales.
Y en él se puede aplicar a la perfección aquello de cuando una persona está más allá del mal o del bien. Cual digno sabio empotrado en su montaña, blandiendo su arma más mortal como benévola. Una guitarra.
Se dice que solo aquellos que han compartido una almohada en el infierno y vislumbrado el Apocalipsis, son dignos entonces de ser la mano izquierda de Dios.
Pues cuando la oscuridad cala muy hondo, existe la luz que el Diablo aún lleva consigo y que pocos han sabido encontrar y desarrollar con lo mejor de ambos mundos sin necesidad de cercenar cabezas, solo mentes.
Led Zeppelin / Stairway to Heaven (1971)
Símbolo: Signo que establece una relación de identidad con una realidad, generalmente abstracta, a la que evoca o representa.
Son cuatro los símbolos que otorgan un aura de misticismo y misterio al leviatán zeppelin que surca los cielos oscuros de la música. Una carta del tarot: El Ermitaño, que otorga sabiduría, autosuficiencia y prudencia.
Led Zeppelin es sin duda alguna una banda monumental de tinte apoteósico y en otras insulsas mentes, de matiz demoníaco.
Dejando de lado el simbolismo que representa al grupo, está la canción que ha sido reverenciada y repudiada por el fuerte contexto que maneja de trasfondo.
“Stairway to Heaven” nació bajo la inspiración del libro Magic Arts in Celtic Britain de Lewis Spence.
Una noche frente al fuego, Robert Plant y Jimmy Page lograron la amalgama perfecta al relatar la historia de una mujer desconocida que está en su lecho de muerte.
La mujer en cuestión, incrédula ante su situación, recibe una segunda oportunidad de parte de Dios.
Es en sí misma una alegoría a la Reina de Mayo, que suele presidir la primavera.
"Stairway to Heaven" ha sido acusada de contener mensajes satánicos cuando se reproduce hacia atrás aproximadamente en la mitad de la canción, dando como resultado el siguiente mensaje:
"Oh here’s my sweet Satan. The one whose little path would make me sad, whose power is Satan. He’ll give those with him 666, there was a little toolshed where he made us suffer, sad satan".
“Oh aquí está mi dulce Satán. Aquel cuyo estrecho camino me hiciera triste, cuyo poder es de Satan. Él le dará a aquellos el 666, había un pequeño cobertizo donde él nos hacia sufrir, triste Satán".
Aunque la banda negó tales afirmaciones, es el ejemplo perfecto de la dualidad divino-diabólica. Con la cual se puede representar a una misma fuerza que ejerce dos funciones en la vida. Dicho de otra forma, Dios y el Diablo son la misma entidad ambigua y voluble a su naturaleza como un imán.
Una de las teorías más aceptadas a este tipo de casos de mensajes ocultos en bandas sonoras, es la del profesor de la facultad de psicología de la Universidad de Londres, Christopher French.
La cual consiste en que la audición de fragmentos sin sentido o ambiguos (como es el caso de "Stairway to Heaven" ), en su reproducción hacia atrás, se da el efecto psicológico llamado pareidolia.
La teoría consiste en que aparentemente se perciben estímulos, cuyo significado es poco claro en sensaciones perfectamente definidas.
Siendo hasta la fecha una de las canciones que ha sido sometida a múltiples estudios e interpretaciones del verdadero significado -ya que es en sí- confusa en algunas partes y se extravía su significado completo, o con una coherencia poco aceptable.
Page ha sido señalado por ser un devoto seguidor del afamado ocultista Aleister Crowley (creador de la secta de Iluminismo Científico) y quien para muchos, es uno de los mayores brujos de la historia. Los apodos por los que comúnmente se le conoció a Crowley fueron The Great Beast 666 y Frater Perdurabo.
Y es precisamente cuando las coincidencias y tragedias, dan lugar a los mitos que envuelven a este singular personaje en otros episodios al parecer, “enlazados” unos con otros en el mundo de la música y el séptimo arte. Detallemos entonces un poco esos datos interesantes.
Encontramos entonces que la cara de Crowley es uno más de los rostros que se representan en la portada del álbum de The Beatles Sgt.Pepper’s Lonely Hearts Club Band (1967).
A principios del siglo XX, Crowley radicó un tiempo el edificio Dakota, Nueva York. Y según lo que cuenta el folclore urbano, el inmueble fue sede continua para celebrar varios de sus rituales oscuros, orgías, sesiones, estudios de alquimia etc.
Precisamente todo ello conjuntado a la canción (o la banda), es para los curiosos consecuencia del accidente de auto que padeció Robert Plant con su esposa e hijos y la hija de Page.
Posteriormente a ello, acontece la muerte del hijo de Plant (Karac), el divorcio y colapso emocional de Mia Farrow y Frank Sinatra durante el rodaje del filme The Rosemary’s baby, el asesinato de Sharon Tate, el asesinato de John Lennon y la muerte del baterista –John Bonham- de Led Zeppelin por coma etílico.
Tras lo cual y sin un integrante fundador, John Paul Jones, Robert Plant y Jimmy Page deciden que sin Bonham, el grupo dejaba de existir.
Mito, realidad y tal vez parte ficción. O simplemente una serie de casualidades y coincidencias trágicas.
Lo que nos hace pensar que en efecto, comprar una escalera al cielo no es barato, no es un camino cándido y tampoco asegura que sea precisamente el paraíso.
Black Sabbath / Paranoid (1970)
El sábado, de acuerdo al Libro del Exódo, es un día que está reservado para el descanso, la adoración.
Considerado el séptimo día y ordenado por Dios, debe ser guardado de forma similar a cuando Dios descansó de la creación.
El término ha sido utilizado en tradiciones anuales dentro del judaísmo y de tradiciones cristianas.
Todo dentro de los ocho festivales paganos anuales.
Hasta que se añadió uno más… el Black Sabbath.
La banda Black Sabbath fue la "mano del destino" en el rubro de la música heavy metal de inicios de los años 70.
Una analogía de Iron Man mudo, que tratando de frenar la catástrofe nuclear, se convierte precisamente en la clave de lo que había venido a tratar de evitar.
Considerada una banda siniestra y profana de las buenas costumbres, destacó en principio por su crudeza de plasmar retóricamente su música y sus letras a la otra parte oscura del ser humano.
¿Y por qué no?
Si en resumidas cuentas se le puede dedicar y dar culto a cualquier cosa. Dado que uno como individuo, puede atribuir cualquier cosa a lo que le venga en gana. Dicho de otra manera, será lo que quieras que sea.
Así, dentro de esa lógica aplastante, Black Sabbath se posicionaba fuertemente con una letras sombrías, contundentes. Y de forma estratégica, escalaba los peldaños ásperos del rock en busca de adeptos a su relajada y psicodélica visión musical.
"Paranoid" se convirtió en un himno al desenfreno de la desesperación de un enfermo mental.
Equiparable al estado existencial de cualquiera que ha perdido la comunión consigo mismo y por ende, el habla y el movimiento hacia los demás.
Y he aquí que las antiguas creencias de escuchar voces inexistentes, eran un preludio de estar -ya sea-, bajo la influencia de Satanás o poseso de algún diablo de menor rango para fines meramente tenebrosos.
Si Ozzy Osbourne o Tony Iommy son partícipes de algún pacto celebrado en un Sábado Negro, es algo que cada cual debe averiguar por cuenta propia y tal vez sea recompensado o azotado en alguno de los círculos del Infierno de Dante Alighieri.
Pues la jerarquía en el averno siempre está basada en el mal uso de la razón y la elección de las penas son pecados en la analogía de la vida de cada persona.
The Hollies / Long Cool Woman In A Black Dress (1971)
El rock británico ha sido una hegemonía desde que se tiene memoria. En el caso de The Hollies no ha sido la excepción a la regla.
Pero como siempre, dentro de su impecable talento, existió la "mancha" es su trayectoria cuando se aplicó aquel referente a que el Diablo muchas veces asume la apariencia de una exuberante y bella mujer.
Todo con el fin de que cualquier hombre (independientemente de la clase social que a la que pertenezca), sucumba a sus encantos y pueda hacerse de su alma para tormentos o placeres posteriores. Claro, según aplique el criterio.
La canción es una discordancia entre las costumbres armónicas del grupo al tratarse de un tema en el que no hay tres armonías vocales.
En un estilo completamente swed rock como solía usar Creedence Clearwater Revival (y que marcó en esos tiempos precisamente, la ruptura de esa colosal banda de bayou country).
El tema de la "Larga mujer vestida de negro" supuso un tremendo éxito, a la par de "Alone Again" de Gilbert O'Sullivan.
Y aunque es un tema que destaca las tremendas armonías del grupo, se produjo esa suposición que era una adoración al curvilíneo Lucifer en cuerpo de mujer. Siempre dispuesto a cualquier tipo de trato a cambio de tu alma por un rato de placeres inimaginables.
Y si la apología al alcohol y las personas con vicios dedicadas a proteger civiles y perseguir criminales no fuera suficiente (además de los placeres carnales), el tema nos obsequia una líneas de bajo tan excelsas, que seguramente más de uno pueden firmar con sangre por lograr ese cenit que ha trascendido generaciones.
Pues a conocimiento general, la mujer de negro, alta, bella y voluptuosa, puede concederlo todo.
The Kinks / Destroyer (1981)
The Kinks fue una banda británica de rock que supo presentar su propuesta a final de los años 70 y principios de la década de los años 80.
Fraternizaba un poco con el metal que daba inicio en esos años y presentaba una propuesta realmente interesante y con un concepto sonoro que denotaba sin igual, la trascendencia entre dos décadas.
"Destroyer" era un tema inconcluso que carecía de forma. Mismo que retoma muchos aspectos de otros temas destacados de la banda y que fueron moldeando hasta obtener el desarrollo deseado.
Es entonces cuando encontramos el riff de "All Day and of All of the Night" (1964), y que se adecua a la perfección con el personaje travestí del tema "Lola" (1970).
El travestido en cuestión, se vuelve más paranoico en el tema "Destroyer". Tras aceptar la invitación de un chico para ir a su casa y pasar la velada lo más placentera posible.
Es el preciso momento dónde se desarrolla un tema tabú en el que las preferencias sexuales juegan un papel determinante y se convierte en cacería de brujas. Cuando la relación sale a la luz del consentimiento social y causa un estrago emocional en los involucrados.
Se obtiene así la etiqueta mojigata y religiosa. En la que según el canon sagrado no debe permitirse tales actos aberrantes en aras de las buenas costumbres y el nombre de Dios.
El resultado es una terrible maraña de incertidumbres en la mente de los enamorados que determinan transpolar sus problemas a entidades que fungen como jueces. De un lado los hombrecillos amarillos y del otro lado, los azules.
¿Ángeles, demonios?
Una canción que supuestamente alude a una paranoia en pleno desarrollo, a la auto destrucción y al mismo tiempo es una alabanza al rescate emocional.
Sin duda una obra maestra a la ambigüedad en el límite del raciocinio social pre establecido.
Consecuencia de los sistemas educativos de antaño, principios y valores obsoletos en ideologías, carencia de carácter evolutivo humano y limitaciones religiosas son las que llevan a trastornos subjetivos de algo que siempre ha existido y debe aceptarse como tal.
( Fin Volúmen I )
Israel Crens
De Culto
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